jueves, 17 de noviembre de 2011

[Original] Barniz de colores Cap. 5/??

Mi persona amada arrebatada.



°Hino°


Cuando me di media vuelta después de ver al profesor marchar, me percaté de que ella estaba ahí, y al parecer tenía rato observándome...


-Hino. -Dijo Elisa con una mirada llena de odio y tristeza.- ¿De que estabas hablando con Kazuno? 
-¿Kazuno? -Pensé, se me hizo extraño que siendo ella su alumna lo llamara tan fácilmente por su nombre de pila.- ¿Porque quieres saber? -Pregunté arqueando una ceja e intentando evadir la pregunta.
-Porque me interesa. -Respondió desafiante. 
-Lo siento... no puedo decírtelo. -Solté junto a un suspiro y le di la espalda intentando huir del lugar.
-¡¿Que es?! -Gritó alterada. En el poco tiempo que la había observado nunca me percaté de que ella pudiera tener un tono y una mirada así, parecía de pesadilla.
-¿Estás enamorada del profesor? -Le cuestioné algo extrañada por sus anteriores acciones.
-¡Si! -Esta palabra vino acompañada de un mar de lágrimas que comenzaba a salir de sus ojos.-  ¡Si! ¡Lo amo desde el instante en que lo vi! ¡Es un amor tan puro y sincero! ¡Algo que ni tú ni ella podrán entender!
-¿Ella? -Pregunté aún sabiendo de quién hablaba.
-¡Lilan! -Exclamó aún más molesta que antes.- ¡Lo sé! ¡Se que ella lo observa a cada momento! ¡Se que me lo quiera quitar! ¡Es una-!
-Detente. -Espeté mientras caminaba hacia ella.- No te permito que hables así de ella. No te ha hecho nada... 
-¡Claro que sí! ¡Está intentando quitármelo!
-¡El profesor no te pertenece!
-¡Cállate! -Se acercó corriendo a mí e intentó tirarme al suelo.
-¿Que es lo que te sucede, Elisa? ¿Que ha pasado con aquella chica tranquila? -Decía yo mientras forcejeaba.
-¡No existe! ¡Es sólo una farsa! -Se alejó de golpe de mí y alzó su dedo a mi rostro.- La quiero ver en una bolsa... a Lilan. -Se fue corriendo de vuelta a su dormitorio y yo rápidamente corrí en busca de mi amiga.


°Kazuno°


No podía creer lo que acababa de hacer. Le confesé a Samika mis sentimientos hacia Sakuramori. ¡Soy un idiota! ¡Idiota! ¡Idiota! ¡Idiota! ¿Como pude hacer algo tan despreocupado como eso? ¡Es uno de mis más grandes errores! Y lo peor de todo es... ¡Que se lo dije cuando apenas me había dado cuenta de eso!
Mientras caminaba hacia la sala de maestros, arrepintiéndome por lo sucedido anteriormente... me encontré con la Reina de Roma. Sakuramori.
Estaba sentada en las escaleras del edificio donde se encontraba su dormitorio, yo iba pasando por ahí, así que pude verla.


-¿Que haces aquí? -Pregunté confundido.
-Estoy esperando a Hino. -Se levantó y sacudió su falda.- Dijo que me adelantara pero me dejó realmente confundida.
-Oh, ya veo...  -Respondí a mi mismo mientras intentaba no mirarla a los ojos.- ¿Puedo acompañarte mientras la esperas?
-Si. -Soltó sin emoción alguna.- Profesor...
-¿Que pasa? -Pregunté extrañado de que ella articulara palabra alguna.
-Usted... usted... -Decía sin poder continuar con otra palabra.- Usted... ¿tiene a su padre?
-Ummm... si, él sigue vivo. -Respondí suponiendo que iba a ser lo siguiente que saliera de su boca.
-Yo... algunas veces me pongo a pensar en que sería de mí si mi hermano y mi padre aún vivieran.
-Estoy enterado de que murieron en un accidente hace ya algunos años. Lo siento.
-No, está bien... no fue culpa de usted, profesor. 
¿Que era eso que estaba matándome por dentro? Aquello que de pronto hizo que yo quisiera confesar todo a Sakuramori. ¿Porque? ¿Porque justamente tenía que ser eso de lo que ella quería hablar? 
-Como sea... mejor me voy a mi dormitorio. -Dijo mientras me daba la espalda, lo que hizo que saliera de mis pensamientos.
-Ah, si... está bien. -Contesté algo distraído.- Nos vemos mañana en clase, Sakuramori.
-Si. -Respondió mientras se alejaba.


Después de verla alejarse por completo me dirigí hacia la oficina de los maestros, ahí pasé gran parte del día descansando y... bueno, también trabajando.


Al día siguiente...


°Lilan°


Es la tercer hora de clase, nos encontramos con el profesor Ibuki y su materia de matemáticas. 
Creo que es mi imaginación, pero desde hace un rato que siento una fuerte mirada por parte de Elisa.


-Oye, Hino. -Susurre a mi amiga que se sienta a un lado mientras me inclinaba un poco para que sólo ella escuchara.
-¿Que pasa? -Me respondió con el mismo tono para no ser castigadas.
-Es mi imaginación o... ¿Elisa no deja de verme? -Miré de reojo a la mencionada para no ser descubierta.
-No lo sé.
-¿Puedes mirar disimuladamente? 
-Claro. -Hizo lo que le pedí y cuando regresó la mirada.- Si, la verdad es que está viéndote.
-¿Sabes por qué?
-No... no tengo la más mínima idea. -Dijo algo nerviosa. Si hay algo malo y a la vez bueno de Hino es que no sabe mentir.
-¿Segura?
-C-claro ¿porque te mentiría?
-No, no es que lo crea. Tan sólo quería asegurar. -Volví a mi posición normal en mi asiento y presté atención a la clase, no sin antes volver a percatarme de que ahora la mirada de Elisa era más intensa.


Terminó la clase y salimos del salón ya que era la hora del receso. Hino y yo nos dirigimos hacia el patio trasero para ir a almorzar ahí.


-Saki... -Estábamos sentadas en el pasto.
-¿Que? -Dije con un tono tranquilo mientras me llevaba un sandwich a la boca.
-¿Recuerdas cuando nos conocimos?
-No. -Solté con brusquedad, haciendo que salieran lágrimas de sus ojos.- ¡Ah, lo siento, lo siento! ¡Claro que lo recuerdo! ¡Sólo era una broma!
-Que cruel, Saki. Creí que en serio lo habías olvidado. -Se limpió las lágrimas y me sonrió.- Yo nunca lo olvidaré.
-Yo tampoco. -Recargué mis dos brazos sobre el césped y miré hacia el cielo.- Eramos tan diferentes en aquel entonces. Tú, él y yo...
-Fue ese verano... -Ella se recostó completamente mientras contemplaba lo claro del cielo al igual que yo.- El mejor de mi vida.
-Lo dices sólo porque estuviste junto a él. -La miré fingiendo molestia.- Estoy segura de que no tengo nada que ver con tu hermoso recuerdo.
-¡Claro que no! -Negó apresuradamente.- ¡Sin ti no hubiera sido lo mismo!
-Si, si...
-Además... en ese entonces aún no me daba cuenta de mis sentimientos por Rick. Bueno... a inicios del verano.
-Eras pura e inocente. -Solté con un tono burlón para que ella no pudiera ofenderse.
-¡Aún lo soy! -Gritó.- Bueno... de cierta manera. -Cambió su tono a uno más de arrepentimientos y me miró con tristeza.- Debió haber sido horrible para ti cuando nos viste darnos un beso.
-Yo no diría horrible... más bien, sorpresivo. -Me levanté del suelo y miré hacia bajo para poder verla a los ojos.- El amor sigue siendo amor... aún entre hermanos. Recuerda bien eso, Hino.
-Si... -Se levantó ella también y me miró seria.- Gracias, Saki. Gracias por no sentir asco hacia mi.
-Te apoyaré en cualquier cosa que decidas... y estaré ahí para ti cuando tropieces o te arrepientas de alguna decisión, eso dalo por seguro.
-Si. -Respondió con una sonrisa llena de amabilidad, esa era Hino. Mi mejor amiga.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

D'Love -Capítulo 1-

Mi definición del amor.

°Gabriel°

Amor tiene tantos significados, relacionados desde el punto de vista diferente de cada persona, hay quienes dicen que el amor es querer la felicidad de la otra persona más que nada, también se dice que el amor es algo necesario para vivir, el amor es pérdida y sacrificio pero que al mismo tiempo da beneficio y satisfacción, el amor es enamorarse de la misma persona todos los días, el amor es seguir amando aún con los defectos de la otra persona, si me preguntaran a mi... ¿Que es el amor? Yo simplemente diría... el amor es amor.
Estaba en mi casa, acostado en el mueble de mi sala con muchísimas latas de cerveza a un lado, la razón de estar allí es que la noche anterior me quede viendo el fútbol y cuando terminó me dio demasiada flojera ir a mi habitación, bueno... regresando a lo que iba, era una mañana tranquila, los rayos del sol que atravesaban las cortinas hicieron que abriera mis ojos, pero aún tenía demasiada pereza como para levantarme, así que opté por acostarme boca abajo e intentar volver a dormir, pero entonces el timbre sonó y una voz proveniente de afuera me hizo despertar completamente...

-¡Gabriel! -Gritaba la impertinente chica desde afuera.- ¡Gabriel, abre! ¡Soy yo, Sam! ¡La caca de tu calzón! ¡La mugre de tu uña! ¡Tu querida amiga de toda la vida! -Decidí que tenía que apresurarme antes de que la mujer esta gritara a los vecinos todo lo que sabía de mí.
-Vamos... -Abrí la puerta.- No tienes que gritar todo eso cuando quieres que te abra la puerta.-Allí se encontraba una chica de 19 años de edad, con un corto cabello color café, ojos también cafés pero oscuros y profundos, y una linda piel blanca y suave como pompis de bebé.
-Pero~~ si no grito todas esas cosas, nunca sales a abrirme, ¿recuerdas aquella vez que me dejaste esperando afuera por 2 horas porque te dio flojera pararte a abrirme?
-¿Y tú recuerdas que después de eso te di una copia de la llave? ¿Dónde está ahora? -Pregunté arqueando una ceja y con un tono fingido de molestia.
-Este... eemm... digamos que tuvo un encuentro con la alcantarilla. -Respondió desviando los ojos hacia arriba. Suspire y le di un pequeño golpe en la cabeza a formar de que no le causara daño alguno.
-Sabía que eso pasaría... -Nos encontrábamos aún en la entrada, entré a la casa y me dirigí hacia la cocina. Alcé el brazo sobre el refrigerador y conseguí otra llave.- Toma. -Se la di.-Saqué otra copia ya que sabía que perderías la otra... 
-¡¿¿¿EHH???! -Soltó molesta.- Lo dices como si yo fuera alguien irresponsable...
-Sólo algunas veces...
-¡Yo no soy irresponsable! -Abrió el refrigerador y sacó un frasco de café frío.- Sólo no soy nadita responsable... oh, mira... aún sirve el café que deje el otro día. 
-Bien, eso lo explica todo... ¿Y?
-"¿Y?" -Repitió imitándome.- ¿Que?
-Me refería a que haces aquí... ¿Cuál es tu motivo de visitarme, querida Samantha?
-En primera: ¿Acaso no puedo venir a visitar sin tener motivo alguno a mi amigucho Gabrielucho? y en segunda: te he dicho mil, no, millones de veces que no me digas Samantha.
-En primera: no me molesta, sólo preguntaba... y en segunda: es tu nombre, así que no le veo nada de malo.
-Entiendo, Adelaido.
-Está bien, está bien... ya me calmo... "Sam"
-Así está bien, amigucho. -Caminó hacia la sala y tomó asiento en el sofá donde minutos antes yo dormía.- Ahora... es domingo, no tengo nada que hacer, supongo que tu tampoco... si no tienes a ninguna vieja desnuda en tu habitación a la cual necesites atender, ¿que te parece si vamos a la convención de anime?
-Paso. -Me aventé a un lado de ella y finjí que volvía a dormir.
-Ándale... ándale, por fitas... por fis, te lo ruego, ándale, Gabriel, por favor, quiero ir, quiero ir, ándale ¿Si? -Jodía y jodía una y otra vez, sin cerrar esa gran boca que tiene, al final como yo sabía que no se iba a rendir hasta que le dijera que si, suspiré.
-Está bien... ¡pero sólo un rato!
-¡YES! ¡Si, si! -Exclamó de alegría mientras los ojos le brillaban.
-¡Pero nada de que cuando lleguemos allá me digas que tengo que ponerme un ridículo disfraz, como la última vez! -Grité intentando asegurarme de que lo prometiera.
-Si, si... -Respondió algo decepcionada.- Yo creo que te veías muy chido como Ichigo.
-¡Cómo no fuiste tú la que se puso una peluca naranja y tuvo que andar dos horas gritando con extraños! -Me paré rápidamente del mueble y me puse en posición.- ¡BAN-KAI!
-¡Genial, genial! ¡No se cómo es que no pudo gustarte! -Se levantó también de golpe y tomó un palo de escoba que había a un lado.- A mí me gustaba andar diciendo... ¡Mae, Sode no Shirayuki! -E hizo el bailecito ese que hace la tal "Rukia" cuando dice eso.
-Cómo sea... -Me tiré de nuevo al mueble.- Ya lo prometiste así que no hay vuelta atrás... nada de sorpresitas.
-Está bien, Don Gabriel... si sigues así nunca te vas a encontrar novia...
-¡Así estoy bien!

Esta rara se llama Samantha Sú, mejor conocida como "Sam", entre otras cosas, es mi amiga de la infancia, la conozco desde que estamos en pañales... casi, casi nos saludábamos desde las panzas de nuestras señoras madres. Bueno... en realidad no, ya que Sam es dos años menor que yo ¿pero eso que importa?... es una mujer de lo más despistada y alegre, algunas veces tiene un autoestima bajo, pero sólo le hacen falta unas buenas palabras de aliento para hacerla reaccionar... ahí es cuando entro yo... su amigo de la infancia, Gabriel...

-¡Ya estamos aquí! -Gritó frente a la puerta de aquel raro establecimiento, lleno de raros, con raros adornos y donde vendían cosas raras...
-Uy, que emoción... -Bufé dando a entender mi falta de ánimo.
-¡Vamos rápido antes de que se acaben las entradas! -Me jaloneó de la manga y arrancó a correr, llevándome a rastras consigo.
-Créeme... no hay manera de que se acaben las entradas.

Llegamos con el chico que se encontraba en la puerta con un llamativo gafete que decía "Staff", su aspecto era el de un total tet*... fan del anime... con sus grandes lentes de botella, y su cara barrosa de esas que te quitan toda gana de alguna vez volver a saludar de beso a alguien, algo "robustito". Cuando vio a Sam levantó su mano y comenzó a agitarla...

-¡Sam-chan! ¡Irashaimazen! *Bienvenida* -Gritó con una cara de que entendía lo que estaba diciendo.
-¡Tadaima!*Estoy en casa* ¡Rob-sempai! -Respondió ella con la misma cara que el otro raro.
-¿Que mierda dicen? -Pensé con una cara (aunque no me vi, pero lo sé) de "¡¿Que #$%&#?!".
-Entremos, Gabriel... -Me dijo Sam, a lo que asentí con mi cabeza.

Y tal como predije... ese era un lugar al cual la palabra "raro" describía a la perfección, lleno de frikeadas que hacían que quisiera ir a verme una película Italiana y quedarme allí por horas, pero en fin... nadie quiere ver mis quejas, vamos al punto, pasamos ahí unas horas, Sam me traía como corbata de un lado a otro... sin soltarme, en cierta forma me sentí feliz por todo el entusiasmo que ella traía encima... pero todo se arruinó cuando nos encontramos con uno de sus "amigos"...

-¡Hey, Sam! -Gritó el tipejo desde una distancia no muy lejana para mi desgracia.
-Diego... que milagro verte por aquí. -Respondió Sam haciendo a un lado todo el demás mundo.
-¿Cómo has estado? Hace más de una semana que no te veo...
-¿Una semana? ¡JA! Yo la veo todos los días... -Pensé, aguantándome las ganas de restregárselo en la cara.
-¡Hey! Bien, bien... 

Este individuo de nombre Diego Martínez... es el que desde ya hace algunas semanas se anda queriendo "ligar" a Sam... pero no puede. A pesar de que dice sus tantas groserías y se lleva algunas veces pesado con los hombres, (y tengo que aceptarlo la mayoría del tiempo hace puras tonterías que dan demasiada risa), no es tan "dejada" como otras...

-¿Quién es este? -Le preguntó a Sam refiriéndose a mí, dándole a entender que estaba celoso.
-¿Porque te tengo que responder? -Él la miro molesto y después se dio media vuelta marchándose.
-Oye... -Solté al momento que intentaba tomarla del hombro.
-Ya le he dicho muchas veces que deje de molestarme... pero no entiende.
-¿Quieres que te ayude con algo?
-No, no es necesario... -Me respondió seriamente para luego cambiar rápidamente su cara.- ¡Bien! ¡Creo que es hora de irnos! -Con un tono alegre.
-Si... -Solté para que no sintiera que no le creí.

Y así fue como después de haber perdido gran parte de mi domingo en la convención , ella y yo nos marchamos a casa... 
Una de las grandes razones de conocernos desde pequeños es que nuestras casas están una a un lado de la otra. 

-Gabrielucho... -Dijo cuando estábamos a punto de entrar a mi casa.
-¿Que? -Respondí mientras abría la casa.
-¿Puedo dormir hoy aquí? -Preguntó algo acongojada.
-Si. -Respondí tranquilamente.- Pero no dormiré contigo.
-¡¡¡¡¿¿¿¿EHHHH????!!!! -Soltó molesta.- ¡¿Porque?!
-Porque ya estás grandesita... ya puedes dormir tu solita. -Respondí mirando hacia el techo.
-¡PERO~~! 
-¡Un no es un no! -Me metí a mi habitación y saqué una colcha del clóset.- Yo dormiré en el sofá, tú puedes dormir aquí. 
-Buuu... -Me siguió hasta el cuarto y se sentó de golpe en la cama.
-No me importa si te enojas, ¿que pensaría alguien si se enterara que a esta edad dormimos juntos?
-Que somos pareja. -Respondió a mi cuestión enrojecida.
-Exacto. -Me encaminé hacia la salida, no sin antes regresarme unos pasos y darle un beso en la frente.- Que descanses. 
-Si. -Se acostó boca abajo sobre la cama y cuando salí del cuarto cerré la puerta.

Cuando ya me encontraba fuera de la habitación, caminé hacia el mueble en el que había dormido la noche anterior, acomodé la colcha que había tomado del clóset y tomé el control de la pequeña mesa que se encontraba enfrente, encendí el televisor y me recosté pacíficamente...

-Tonta. -Me dije a mi mismo entre susurros esperando que mi enrojecimiento no haya sido tan obvio.

Tal vez sea algo difícil de notar con mi actitud, pero la verdad es que yo... estoy enamorado de Sam. Ha sido así durante un largo tiempo, la primera vez que lo noté, ya era demasiado tarde, mis sentimientos ya no podían parar... me era imposible no querer abrazarla, besarla... decirle cuanto la amaba, así que tuve que aumentar un poco la distancia, a manera de que ella no notara mis sentimientos y al mismo tiempo, no corriera tanto peligro nuestra amistad...
Así son las cosas, amo a mi mejor amiga, ella no sabe mis sentimientos, el **to de Diego Martínez no va a detenerse hasta que lo acepte, pero yo no pienso quedarme de brazos cruzados... he esperado a Sam toda la vida, incluso a esta edad... aún no he tenido mi primera vez, ¿Porque? porque cuando amas a alguien el sexo es lo que menos te importa, y mi amor por ella es sincero, y verdadero... 
Si me preguntaran a mi... ¿que es el amor? Yo simplemente diría... el amor es amor... no hay definición para tal sentimientos que tenga a todos conformes, por eso es que se inventó esa palabra, para decirla cuando no sabes expresar lo que sientes... para mi esa es mi definición de amor.

Moraleja 1: Si tienes una loca-mejor amiga-amor platónico, siempre guarda una colcha limpia en tu clóset... nunca sabes cuando querrá dormir en tu casa y para no caer en la tentación tendrás que dormir en el mueble.

martes, 15 de noviembre de 2011

Barniz de Colores



Género: Romance, Drama.
(Contiene temas un poco fuertes)

Sinopsis: Después de que su padre y su hermano murieran en un trágico accidente, Lilan Sakuramori comienza a  tener algún tipo de pánico a encariñarse con los hombres, esto hace que entre a un internado sólo para mujeres. Lo que ella no sabe es que ahí dentro se topará con un profesor que guarda un pasado con ella y que aunque no quiera le cambiará la vida.




Capítulo 1: Mi arrogante Profesor *Corregida*
Capítulo 2: Mi alumna rebelde *Por corregir*
Capítulo 3: Mi torpe mejor amiga *Por corregir*
Capítulo 4: Mi nueva compañera *Por corregir*
Capítulo 5: Mi persona amada arrebatada *Por corregir*
Capítulo 6: Mi querido hermano *Por corregir*






jueves, 3 de noviembre de 2011

[Original] Barniz de colores Cap. 4/??

Mi nueva compañera



°Hino°


Lo que está dentro de mi corazón, es tan hermoso pero a la vez tan doloroso. Es tan frágil... pero también muy fuerte. Es tan puro... pero a la vez tan sucio.


///Flash Back///


Hace 12 años... en un árbol que se encontraba en algún parque de la ciudad...


-¿Porque lloras? -Preguntó la niña de cabellos lilas que estaba llegando a dicho árbol.
-Porque... mi mamá... me gritó. -Lloraba la pequeña de cabello negro y ojos azules. Ella estaba sentada al pie del árbol, cubriéndose con el tronco de este para que nadie la viera llorar, pero al parecer... su esfuerzo no dio resultado.
-¿Sólo por eso? Vaya... eres una niña llorona.
-¡Cállate! ¡Me duele mucho cuando me grita! -Gritó la niña mientras su llanto se hacía aún más pronunciado.
-Ya veo... -Respondió la primer niña.- Aún creo que eres una niña llorona... pero me quedaré aquí... sentada contigo... hasta que dejes de llorar, y tomaré tu mano para que no tiemble.


///Fin del Flash Back///


Era una tranquila mañana de sábado, me levanté de la cama y fui a dar una caminata por el campus del internado. A esa hora todo estaba muy tranquilo aún, ya que la mayoría de mis compañeras dormían, incluida Saki. Cuando entre a la cafetería para almorzar algo, ahí estaba la nueva estudiante, Elisa, con el profesor Ibuki. Ellos dos se encontraban en una mesa pegada a las ventanas y yo me senté en la más lejana a esa, para no incomodarlos.


La cafetería era un lugar muy freso y relajante, además de amplio y muy bien arreglado, con grandes ventanas que cubrían casi toda la pared, y las mesas de roble con sillas de igual material. Las personas que te atienden son muy amables y atentas, además de que la comida es deliciosa. Un lugar muy agradable para todas las estudiantes de este internado.


Como decía, me encontraba en la mesa esperando a que me llevaran el desayuno, entonces fue que escuché como las señoras que servían se cuchicheaban algo...


-Han estado ahí sentados por un buen rato. -Le dijo una de complexión delgada y piernas largas a otra de estatura baja y menuda, se encontraban detrás del mostrador de postres, del cuál mi mesa estaba cerca.- Me pregunto que estarán platicando.
-Si, además de que los dos se ven muy a gusto. -Respondió la de estatura baja y menuda.
-¿Estará el profesor saliendo con ella? -Me pregunté a mi misma cuando me llevaron mi plato de comida, en ese mismo instante Saki entró a la cafetería mientras bostezaba.- ¡Ah, Saki, por aquí!-Grité parándome de mi asiento y alzando un brazo al aire.
-Hino. -Entendí que dijo por el movimiento de sus labios, ya que aún se encontraba a una distancia a la cuál yo no podía escuchar. Caminó hacia mí y cuando volteó a la mesa donde estaban el profesor Ibuki y Elisa abrió aún más los ojos. 
-¿Saki? -Solté confundia por su reacción anterior. Después de unos segundos de estarlos viendo, al fin; el profesor volteó haciendo que sus miradas se cruzaran, al pasar esto, Saki volteó el rostro rápidamente y caminó de nuevo hacia la mesa donde yo me encontraba. El profesor no dejó de verla, e incluso su acompañante se percató de esto.
-¿Porque no me despertaste, Hino? -Preguntó Saki con su tono de siempre cuando llegó a la mesa a sentarse.
-Pues... -Dije intentando que lo que había pasado anteriormente dejara mi cabeza.- Te veías muy cómoda durmiendo así que no quise molestarte.
-No te preocupes por eso, sabes que no me gusta comer sola después, así que de ahora en adelante despiértame siempre que vengas a desayunar. 
-Si. -Respondí con una gran sonrisa.- Oye, Saki.
-¿Que pasa? -Preguntó mientras alzaba la mano para que una de las mesaras fuera a atenderle.
-¿Acaso tú... has hablado más con el profesor Ibuki últimamente ? 
-¡¿Eh?! -Soltó sorprendida.- ¡No, no! -Expuso al momento.- ¡Claro que no! ¡¿Porque dices cosas así, Hino?!
-No... no es por nada... -Miré al profesor y seguido a Saki.- Tan sólo tenía curiosidad...
-Vamos... no me asustes con preguntas así. -Dijo y después suspiro recargándose completamente en el respaldo de la silla.
-Lo siento. 


Cuando miré de nuevo hacia la mesa del profesor me di cuenta de que él no dejaba de verla, no importa que hiciera Elisa, la vista del profesor no se alejaba de Saki, y tal vez sea algo arriesgado apostar por esto, pero... parecía como si estuviera enamorado de ella.


Después de terminar de desayunar, Saki y yo nos levantamos de la mesa, segundos después de que nosotras saliéramos, el profesor y Elisa se levantaron de su mesa y salieron por la puerta del otro lado. Yo tenía demasiada curiosidad de interrogar al profesor... así que le dije a Saki que se adelantara al dormitorio y los busqué entre los pasillos...


-Sal de donde este... profesor Ibuki. -Susurré para mí misma mientras caminaba discretamente. 


De repente vi como el profesor dejaba a Elisa en su dormitorio y se marchaba. Lo seguí y justamente cuando se detuvo a mirar por una de las ventanas de un piso superior, salí de mi escondite. 


-Profesor.-Dije firmemente cuando el me daba la espalda.
-Ah, Samika. -Expresó al momento que me volteaba a ver.- ¿Que pasa? 
-Profesor... quisiera hacerle una pregunta personal. -Expuse con un tono muy serio, tal vez el más serio que hubiera podido poner.
-Claro... ¿Que es? -Dijo con un tono calmado y alegre.
-A usted... ¿Le gusta Saki? -Pregunté nerviosa ya que el profesor tenía todo el derecho de no responder, sin embargo seguí viéndolo directamente a los ojos sin siquiera parpadear, fue entonces que vi como él dejaba salir una pequeña sonrisa y me daba de nuevo la espalda. 
-¿Alguna vez has escuchado la frase "todos deseamos lo que no podemos tener"?
-Si, muchísimas veces... 
-Creo que esto es lo que me pasa ahora...
-¡Pero-!
-No es porque sea mi alumna... es algo mucho más complejo que eso, algo mucho más doloroso... algo que no me deja dormir por las noches, un hecho por el cuál tengo tanto miedo de Sakuramori.
-Yo... no lo entiendo.
-Eso espero... que nunca lo entiendas. -Caminó y se comenzó a alejar.- Porque si algún día lo haces... sería mi fin.
-¡Espere! -Exclamé mientras corría tras él.
-Pero respondiendo a tu pregunta. -Esto hizo que me detuviera y contuviera la respiración.- Si, me gusta. -Mis pies se congelaron mientras él seguía avanzando.
-¡Gracias! -Grité con fuerza para que él pudiera escucharme claramente.- ¡Prometo guardar el secreto!
-Confió en que así será. -Respondió sin mirarme a los ojos. Llegó a las escaleras y comenzó a bajarlas, dejándome con los pies congelados y la mente en blanco.


"¿Tengo miedo de Sakuramori?" Si, eso es lo que había salido de su boca, pero... ¿porque? ¿Porque el profesor Ibuki tiene tanto miedo de Saki? ¿Que es eso que no quiere que yo descubra? ¿Que es lo que no quiere que se sepa? ¿Que es lo que se esconde detrás de ese rostro tan sereno y angelical? Quiero saber... quiero saber, profesor.

jueves, 20 de octubre de 2011

[Original] Barniz de colores Cap. 3/??

Mi torpe mejor amiga.

°Lilan°

Si, soy algo rara, lo sé. Algunas veces odio a las personas, y otras siento que amo a todo el mundo, otras estoy triste y segundos después feliz, lo mismo pasa cuando digo que odio a alguien cuando en realidad no es así. Pero es algo que en verdad no me molesta, es el gusto de pensar de dos formas totalmente distintas, yo creo que si alguna de mis dos partes se perdiera, estaría totalmente perdida.

-Pa pa pa pa pa pa pa pa pa pa. -Cantaba dulcemente Hino mientras caminábamos a nuestro dormitorio.
-¿No tiene otra sílaba tu canción? -Pregunté; sin tacto dedo admitir, y me miró casi llorando.
-¡Lo siento! ¡No sabía que te molestara! -Se disculpó rápidamente.
-No, está bien... no me molesta, sólo preguntaba. -Respondí intentando calmarle.
-Entiendo, como quiera dejaré de hacerlo. -Dijo con una gran sonrisa en el rostro.
-Como quieras. -Solté al mismo tiempo que dejaba salir un pequeño suspiro.

Ella se llama Hino Samika, y es mi mejor amiga, o al menos eso creo... la conozco desde hace unos tres años, y se podría decir que solo nosotras dos nos aguantamos mutuamente, bueno en realidad, sólo ella me aguanta a mí. Es muy amable, dulce, cariñosa, atenta y bonita además; es casi perfecta. En cambio yo soy irrespetuosa, gruñona y no tengo tacto alguno, se que no comenté acerca de mi nivel de belleza, pero si lo hubiera hecho tal vez pudiera sonar algo ególatra, así que mejor lo evitaré. Regresando al tema de Hino, ella toda su vida a sido popular con los hombres como admirada por las mujeres, pero guarda un muy grande secreto, que según sé... sólo estamos enterados ella, él y yo...

-Hino... ¿que tal se encuentra "él" de salud? -Pregunté de la nada cuando nos encontrábamos entrando a la habitación.
-Bien. -Caminó hacia la ventana y abrió la cortina, entonces se dirigió hacia la cama y se tiró a ella.- Dice que últimamente se ha sentido mejor, tal vez venga a verme un día de estos.
-Ya veo. -Ahora fui yo la que se sentó, pero lo hice en mi propia cama.- Mándale un saludo de mi parte.
-Si, lo haré cuando lo vuelva a ver.
-Hino... -Solté con un tono que hizo que ella pusiera una cara llena de tristeza.
-Lo sé, lo sé... Saki. -Respondió rápidamente antes de que yo pudiera decir algo más.- ¿Pero que más puedo hacer? Se que esto está mal... pero no puedo dejarlo.
-Hino. -Me levanté de mi cama y caminé hacia la de ella, entonces me senté y abrazé a mi amiga.- No te estoy diciendo que lo dejes... sólo quiero que tengas cuidado. -Me separé de ella y la miré a los ojos.- Si alguien los descubre les arruinarán la vida.
-Gracias por guardar el secreto, Saki. -Dijo con los ojos llenos de bondad.
-Somos amigas ¿no?
-¡Si! -Se me lanzó a los brazos y en una voz muy alto dijo.- ¡Te quiero, Saki!
-Si, si... yo también te quiero, Hino. -Pronuncié intentando quitármela de encima y conservar mi vida.- Como sea, hay que comenzar la tarea del profesor Ibuki o no lograremos entregarla mañana.
-Tienes razón. -Se levantó de golpe y de nuevo sentí como el aire le llegaba a mis pulmones.- Tal vez el profesor sea amable y toda la cosa, pero cuando se trata de su materia es un ogro.
-Si. -Exclamé al momento que asentía y recordaba aquella vez que nos encontramos en el jardín mientras yo cuidaba de las flores.

Después de nuestra productiva plática nos pusimos a hacer la tarea, la cuál acabamos en más o menos una hora, perdimos la tarde viendo televisión entre otras cosas.

A la mañana siguiente...
-¡Saki despierta! -Gritaba Hino cuando casi me tira de la cama.
-¿Que pasa, Hino? -Pregunté mientras me tallaba los ojos.
-¡La alarme no sonó, se nos hizo tarde! -Exclamó mientras se ponía una calceta.
-¡La tarea! -Grité cuando recordé todo lo que nos había costado hacerla como para que no la fuéramos a entregar.

Hecha rayo me levanté de la cama y me vestí, cepillé un poco mi cabello y me lavé la boca, Hino y yo salimos corriendo del cuarto cuando ya era las 7:15 am, siendo que nuestra hora de entrada era a las 7:00 am. Ya no había nadie en el pasillo, lo que significaba que los maestros ya habían entrado, corrimos lo más que pudimos y cuando por fin llegamos a la puerta de nuestro salón de clases...

-¡Profesor! -Soltó Hino sin pensar al abrir la puerta de golpe.
-¿Samika? -Miro atrás de ella y entonces posó sus ojos sobre mí.- ¿Sakuramori?
-Lo sentimos, profesor. -Dije al momento que me ponía delante de Hino ya que a esta le temblaban las piernas.- La verdad es que nuestro despertador no sonó y nos quedamos completamente dormidas.
-Umm... son las 7:20. -Miró su reloj y después soltó un gran suspiro.- Está bien, es la primera vez que les pasa así que creo que no habrá ningún problema. Pasen.
-Gracias. -Empujé a Hino y nos dirigimos a nuestros asientos. Fue entonces que vi a una chica nueva, con hermoso cabello castaño claro y ondulado, ojos azules y claros, era tan bella... parecía una de esas muñecas de colección que salen cada año en Navidad, no, no de esas normales que salen día con día con ropa casual, sino una de esas que salen sólo una vez al año con un bonito vestido enorme y que son creadas aún con más detalle que las otras.
-¿Quién será? -Preguntó Hino, lo que hizo que yo saliera de mis locos pensamientos para responder.
-Quien sabe, lo mismo me preguntaba.
Al parecer tendríamos que esperar el terminar de la clase para saber quién era aquella misteriosa chica que había aparecido de un día para otro en nuestro salón de clases...
-Se que aún es pronto ya que apenas comenzamos en semestre, pero tengo que decirles que repasen a diario para el parcial, será a inicios del próximo mes. -Dijo el profesor Ibuki mientras preparaba sus cosas para irse.- Bien, eso ha sido todo por hoy. -Caminó hacia la puerta.- Pueden salir. -Salió del salón y en ese mismo instante la gran mayoría se levantó de golpe de su asiento, en dirección al lugar de aquella chica. Como Hino y yo no sabíamos quién era, la curiosidad nos llamó también, así que hicimos lo mismo que nuestras compañeras y fuimos a donde estaba la desconocida.
-Disculpen, disculpen. -Decía Hino cuando intentaba meterse entre las chicas de la multitud, al darse cuenta algunas de que era "Hino Samika" abrieron paso y por fin pudimos llegar hacia la chica ansiada.- Hola, mucho gusto. -Fue lo primero que dijo cuando se encontraba frente a ella.
-Igualmente. -Respondió con un tono extremadamente calmado y educado (no se como pude percatarme de esto, sólo se que lo hice), mientras lentamente parpadeaba.
-Mi nombre es Hino Samika. -Se presentó al escuchar que la chica la respondió.- Y ella es Lilan Sakuramori. -Soltó dirigiéndose a mí.
-Gusto en conocerlas, mi nombre es Elisa Rumi, y soy una estudiante nueva.
-¿Porque te cambiaste de colegio? -Preguntó Hino al escuchar lo último que había dicho la tal "Elisa".
-Digamos que... había alguien que me molestaba. -Miro hacia la ventana; que no se encontraba muy lejos.- Por eso papá decidió cambiarme aquí.
-¡Que malo debió de haber sido eso! -Exclamó Hino.
-Si, si lo fue... -Dijo con un tono algo inocente, pero por alguna razón algo dentro de mí me impedía creerle totalmente.- Pero ahora todo está bien.
-Señorita Rumi. -El profesor Ibuki se encontraba de vuelta en el salón, pero al parecer era sólo por un motivo.- ¿Me haría el favor de acompañarme? -Miraba a Elisa, y segundos después tenía su vista puesta en mí.- Sakuramori...
-¿Que pasa? -Pregunté confundida por su repentino llamado.
-N-no es nada... ¿Está lista, Rumi? -Preguntó a la chica, la cuál por algún motivo ahora me miraba de forma extraña.
-Si. -Se levantó de su asiento evadiendo a todas las que estábamos a su alrededor para finalmente encontrarse con el profesor.- Vámonos. -Lo tomó por el brazo como si fuera su amante y comenzó a caminar de forma coqueta, haciéndose envidiar por las amantes de Ibuki del salón.
-Me pregunto... -Solté sin pensar si alguien podía escucharme.
-¿Que cosa? -Preguntó Hino confundida.
-¿Eh? -Reaccioné.- No, nada... olvídalo. -Sonó el timbre, lo que significaba el inicio de la otra clase.- No tarda en llegar la profesora Asano, hay que ir a nuestro lugar.
-Si. -Contestó con un tono no muy convencido.
Nos dirigímos hacia nuestros asientos y cuando la profesora entró, tomamos la clase normalmente, a pesar de que mi mente no podía dejar de preguntarse que eran aquellos dos...
-¿Amigos? ¿familiares? ¿conocidos? ¡¿AMANTES?! -Era lo que pasaba por mi cabeza cuando la profesora explicaba, y debo de admitir de esa última cuestión me incomodó. Nunca he sido de aquellas personas que son inconcientes de sus propios sentimientos, pero me era difícil admitir conmigo misma el que la relación que pudieran guardar ellos dos, tal vez... y sólo tal vez, me importara.

Nunca en mi vida me he enamorado, tal vez si me han gustado personas, he salido con algunos hombres, pero nunca he estado ni siquiera un poco cerca de sentir "amor".
Estoy segura de que en esta ocasión no se trata de eso, es decir; ¡Es mi profesor! ¿Cómo puede gustarme? ¡Claro que no! Sólo es un gran respeto por el gran trabajo que hace, además... ¿que razones tendría yo para estar enamorada de él? ¡No siento nada! ¡No hay razones para que me guste! Hace unos días decía que lo odiaba, nada puede cambiar tan rapidamente... ¿verdad?

Al día siguiente, me encontraba caminando hacia el jardín, ya que las clases habían terminado y me quedaba tiempo para ir a cuidar de las flores. El pasillo estaba muy solitario y ya no había nadie en los salones de clases.

-Sakuramori. -Escuché que alguien dijo a mis espaldas cuando estaba caminando.
-Profesor... Ibuki. -Susurré cuando lo vi caminando en dirección hacia mi.
-¿Vas a ir a ver las flores? -Preguntó con un pequeña sonrisa y un tono bondadoso.
-S-si... me da algo de tiempo. -Respondí un poco nerviosa debo admitir.
-¿Te importa si te hago compañía?
-No, por mí está bien. -Dije algo extrañada de que quisiera hacer algo así.

Caminamos hacia el jardín y cuando llegamos comenzé a tomar mis herramientas usuales; tijeras, regadera, guantes, tijeras, regadera, guantes, tijeras, regadera... ¿ya dije guantes? Si, bueno... no soy una experta en el cuidado de flores pero aún así hago mi intento. Él se encontraba a mi lado y cuando tenía todo listo me inqué de la misma forma que la última vez, haciendo que él me imitara...

-Profesor. -Solté mientras cortaba la maleza alrededor de unas rosas.
-¿Uh? -Fue lo que salió de su boca cuando no dejaba de ver las rosas que yo cuidaba.
-¿No tendrías que estar con Elisa? -No pudo evitar avergonzarme un poco por meterme en un asunto que no me importaba para nada.
-¿La señorita Rumi? -Preguntó algo extrañado por mi pregunta.
-Si, ¿no tendrías que estar haciéndole compañía? ¿no es ella su nov...?
-¡No! -Negó antes de que yo pudiera terminar mi pregunta.- Ella no es mi novia. -Dijo después con un tono más calmado.
-Y-ya veo... -Dije mirándolo a los ojos.- Perdón... no es algo que yo deba preguntarle a usted.
-No, está bien... no quiero que después se hagan malentendidos. Además... no me molesta si tú me preguntas. Por alguna razón, no me molesta. -Se cubrió la cara y yo miré de nuevo hacia las flores.
-¿Eh? -¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! ¡Espera! ¡¿Acaso el profesor dijo "no me molesta si TÚ me preguntas"?!
-No, no es nada. -Se levantó de su anterior posición y me dio la espalda.- Me tengo que ir, hasta luego... Sakuramori. -Comenzó a caminar.
-Si. -Fue lo único que pudo salir de mi boca, después de aquello, desapareció entre los muros y yo me quedé sola, mirando hacia el cielo y pensando en lo que había pasado.

jueves, 13 de octubre de 2011

[Original] Barniz de colores Cap. 2/??



Mi alumna rebelde



///Kazuno///


-Sakuramori. -Exclamé para que la chica prestara atención a la clase.
-¿Si? -Respondió aún con la mirada en otro lado.
-¿Podrías ponerme atención, por favor? -Espeté mi orden.
-No. -Respondió con una mirada verdaderamente de miedo, lo que hizo que toda mi determinación para reprimirla por su falta de atención se fuera.
-Por favor, Sakuramori... sino tendrás que salir del salón.
-Saki... por favor. -Escuché como su amiga de a un lado le decía intentando que yo no escuchara.
-Está bien... voy a prestar atención. -Soltó molesta la chica.
-Bien, seguíamos... -Continué dando mi clase sin problema alguno.


Pasaron los minutos y terminé, salí rapidamente del salón de clases, intentando no toparme con Sakuramori-san... a pesar de que ella no supiera nada, a mí todavía me remordía la conciencia el saber el dolor que le había causado en un pasado...


-Aaaah... -Solté cansado mientras me mesía en la silla en la cuál estaba. Me encontraba en la oficina de maestros calificando algunos exámenes, pero decidí tomar un descanso.- Lilan Sakuramori.


=Flash Back=


Era una noche triste, yo estaba manejando hacia mi casa después de haber ido a tomar unas cuantas copas con mis amigos. 
La luz de la luna pegaba de frente a mi cara, las calles se encontraban sin carros y comenzaba a llover en abundancia... creí que incluso si pasaba aquel semáforo, nadie saldría perjudicado... hasta ahora me doy cuenta... que estúpido fui.


-¡Oye! -Salí rapidamente de mi coche para ir a ver al conductor que se había estrellado contra un poste con tal de esquivarme.- ¡Oye! -Grité de nuevo al llegar a donde se encontraba. Como pude metí mi cuerpo en el carro y rogé con todas mis fuerzas que aquel hombre inocente siguiera vivo.- ¡Resiste! -Pero nada dio frutos, su corazón había dejado de latir y ya no quedaba esperanza de vida. Me di por vencido hasta que miré en el asiento del co-piloto, si... había un pequeño niño de aproximadamente 10 años... había sido atravesado por uno de los cristales del coche- Oye... espera... ¿que hice? ¿están muertos? Oye... ¡No puede ser!


Salí huyendo como un verdadero cobarde, dejando a aquellos dos tirados allí, encendí el auto y me marché esperando que nadie fuera testigo de aquello... 
Varias noches no pude dormir, los rostros de los dos me perseguían cada segundo de mi vida, fue bastante tiempo el que me costó superar aquel gran trauma y sólo lo logré haciéndome creer a mi mismo... que no había sido mi culpa.
Al día siguiente vi en la portada del periódico más destacado la noticia; "MUEREN AL CHOCAR CONTRA UN POSTE, EL GRAN ABOGADO SAKURAMORI GIN Y SU HIJO"


=Fin del Flash Back=


Hoy... después de 2 años, cuando creí que podría seguir adelante, me encuentro con la hija de aquel hombre... aquel que había muerto por mi culpa.


-Profesor Ibuki. -Me sacó la profesora Asano de mis dolorosos recuerdos.
-Ah, si... ¿que pasa? 
-La Directora lo está llamando. 
-Gracias... iré en un momento.
-Está bien... sólo una cosa.
-¿Que pasa?
-¿Se encuentra usted bien? -Preguntó arqueando una ceja.
-¡Si, si! ¡No se preocupe! ¡Estoy bien! -Exclamé en alto para que no pudiera percatarse de que no estaba tan bien como decía.- ¡Me voy ahora! -Salí casi corriendo de la sala para dirigirme hacia la oficina de la Directora.


Me encontraba fuera de aquel lugar donde me habían citado, nervioso por cierto... sólo una vez había estado antes ahí, y fue justo cuando fui contratado. Me sequé el sudor de las manos y arreglé mi corbata, peine un poco más mi cabello y entonces fue que entré...


-¿Me llamaba, señora? -Pregunté al meter un poco mi cabeza a través de la pequeña abertura entre la puerta y la pared.
-Si, entra Ibuki.
-Si. -Hice lo ordenado y me paré a un lado de la silla que había frente al escritorio.- ¿Que pasa?
-Bien... el motivo de que te llamara es para hacerte saber algo realmente importante. -Recargó sus codos sobre su escritorio y puso una cara seria.- Ella viene.
-¿Ella? -Pregunté confundido, realmente no sabía de quién hablaba.
-La hija de nuestro más grande donador. Elisa Rumi.
-¿Elisa... Rumi?
-Si, la hija de Don Rumi.
-¡¿Aquel que tiene una gran cadena de hoteles?!
-Si, ese mismo.
-¡Sorprendente! ¡No sabía que donara dinero a este internado!
-Así es, y a partir de la próxima semana su hija se incorporará a este internado. -Se levantó de su asiento con firmeza y caminó hacia mi.- Ibuki, se que esto sonará algo imparcial... pero quisiera pedirte que hagas que esa chica se sienta totalmente cómoda aquí.
-¿Eh?
-Si algo sale mal, tal vez tengamos que cerrar este internado.
-Entiendo. -Respondí con un tono calmado para darle a entender que tenía la situación bajo control.- Prometo que haré todo lo que esté en mis manos.
-Gracias, puedes retirarte.
-Si. -Salí de la oficina y comenzé a caminar hacia los baños, quería refrescarme un poco el rostro, cuando vi que; a través de las ventanas hechas de cristal, Sakuramori estaba en los jardínes de afuera cuidando de las flores. Sin pensarlo dos veces decidí recorrer el pasillo hasta llegar a la puerta para salir al patio, caminé lentamente hacia donde ella se encontraba intentando evitar que se percatara de mi presencia y saliera huyendo como la mayoría de las veces.- ¿Sakuramori? -Pronuncié en un tono bajo cuando ya me encontraba a sus espaldas.
-Profesor Ibuki. -Dijo al momento de voltear y ver que me encontraba allí, aunque esta vez su tono era distinto al de siempre, se podría decir que parecía un poco más "amable".
-¿Que haces aquí? -Pregunté intentando sacar un tema de conversación con ella.
-Cuido de las flores. -Respondió cortantemente mientras regresaba su mirada hacia el frente.
-Oh, es verdad... digo, eso es obvio. -Me inqué a su lado para observar las flores más de cerca y escucharla un poco mejor.
-Si. -Me miró de reojo y se alejó unos centímetros.
-Sakuramori...
-¿Que pasa?
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Si... 
-¿Acaso tú... me odias? -Pregunté temerosamente esperando que su respuesta fuera un "¡NO!".
-Sólo un poco. -Respondió con ese tono con el cuál siempre evade mis preguntas.
-Entiendo. 
-La verdad... -Soltó algo en un tono muy bajo que hizo que mi atención se centrara aún más en lo que diría después.- Es que... no es nada personal. Bueno... tal vez al principio si lo fue, estaba molesta ya que me cambié a este internado con la intención de estar totalmente separada de los hombres, por eso es que cuando usted se incorporó a la docencia yo estaba muy enojada.
-Ya veo... no sabía que había sido así.
-No es que odie a los hombres... es sólo que... no soy buena tratando con ellos. -Dijo al momento que arrancaba una flor cerca de donde estaba.- Tome... -Me dio la flor que había tomado, la cuál acepté sin dudar.- Esto es en muestra de mi arrepentimiento... podré decir cosas crueles y malas algunas veces... pero la mayoría del tiempo son sólo impulsos. Así que... por favor, le pido que no me odie por eso.
-Está bien, Sakuramori... no estoy molesto contigo, y mucho menos te odio. -Me levanté del mi posición anterior y sacudí un poco mi pantalón.- Tengo que irme... me toca clase.
-Si, está bien. -Dijo sin siquiera mirarme a la cara.- Nos vemos después, profesor Ibuki.
-Si... hasta luego, Sakuramori. -Pronuncié al momento que comenzaba a caminar de vuelta al edificio donde se encuentran las aulas. 


Nunca había podido platicar más de cinco segundos con ella, y debo de admitir que me sentí bien... su palabras caían cálidamente dentro de mí, y sus ojos me decían que era sincera respecto a sus sentimientos... creo que estoy a punto de encariñarme un poco con ella. Estoy feliz de que no me odie, aunque se... que tal algún día eso cambie y se vuelva todo lo contrario.

lunes, 5 de septiembre de 2011

[Original] Barniz de colores Cap. 1/??


Mi arrogante profesor.



"El destino es el único que puede jugar teniendo por seguro que no podrá perder."


///Lilan///

Tabú. Aquella palabra la utilizamos cuando queremos dar a entender que algo está prohibido por la sociedad... Yo tengo una pregunta, ¿que sabe la sociedad?, ¿acaso todos hacen bien todo el tiempo? ¿tienen ellos el criterio adecuado para poder decidir lo que está bien o lo que está mal?
La mayoría del tiempo nos damos el lujo de ser jueces, jurados y a veces hasta verdugos... Juzgamos a una persona cuando comete algo que la sociedad ha denominado "Tabú", como si nosotros no cometiéramos errores, como si nosotros no pudiéramos estar en la misma situación, y para rematar lo hacemos pensando "no me causará ningún daño" "puedo decir lo que quiera después de todo esa persona ya está en el fondo", ese tipo de personas... Lo único que causan en mí, es asco.

-¡Resiste! ¡Padre! -Gritaba desesperada mientras veía como se llevaban en una camilla a mi padre para la sala de cirugía -.¡Padre!
-Lilan... -Me dijo en susurros mientras yo esta lloraba a más no poder.
-¡Padre! -Ya no podía ir más allá de aquella puerta, mi padre había entrado al juicio final.- ¡¡PADRE!!
¿Acaso tengo que decir lo que sucedió después? Sí... Mi padre murió, al igual que mi hermano menor, sólo ellos dos iban en el coche ese día de lluvia... Por eso... Sólo ellos dos murieron...
-Sakuramori Lilan. -Pronunció seriamente la profesora que se encontraba pasando lista. Cuando pronunció ese nombre me puse de pie.
-Si, Lilan Sakuramori, 18 años, me gusta el tiro con arco -Dije algo seria y cortante.-
-¿Es todo lo que tienes que decir? -Preguntó la profesora, una mujer de unos 30 años cuando mucho, con una figura algo exuberante, cabello negro y ojos de azules.
-Sí -Respondí, soy de una estatura normal, con el cuerpo de una chica linda, cabello lila y corto, que le hacen honor a mi nombre, mis ojos son color café.- Es todo.
-Está bien, entonces... Samika  Hino -Al decir esto se levanta otra chica con una resplandeciente sonrisa.
-¡Sí! ¡Soy Hino Samika! Gusto en conocerlas... Tengo 18 años y amo ir de compras, hacer ejercicio, ver novelas... Entre otras cosas -Dijo eso y rápidamente tomó asiento.
-Mírala... es Hino, es tan linda y resplandeciente como dicen los rumores. -Murmuraban las chicas de mi salón, con sus mejillas ruborizadas.-
-Lo volviste a hacer, Hino -Le dije en un tono bajo ya que ella se sentaba a un lado de mí.
-¿Hacer que? Saki... -Me preguntó con su amable sonrisa.
-Llamar la atención de todos -Le respondí.
-¡¿En serio?! -Me dijo algo avergonzada, la verdad es que no le gusta llamar la atención.- ¡No puede ser! -Al ver su reacción no pude evitar comenzar a reír.- ¿Que te pasa? -Me reprochó con un tono molesta de niña pequeña.
-Nada... -Tan sólo la miré y sonreí, ella es algo así como mi hermana pequeña.
-Bien, ya está aquí el profesor Ibuki para darles su clase.
-¡Sí! -Respondieron alegremente las locas de mis compañeras al escuchar que "El profesor Ibuki" iba ya a entrar al salón.
-Aquí vamos... -Me dije a mi misma en un tono muy bajo para que ni siquiera Hino pudiera escucharme.
-Buenos días, chicas -Dijo entrando al salón aquel arrogante hombre de cabello azul rey, ojos de igual color y piel más suave que la mía.- ¿Están listas para la clase?
-¡Si!
-Bien... Entonces vamos a comenzar...

Y ustedes se preguntaran... ¿Porque la adorable Lilan odiará a aquel hombre? ¡Pues es fácil! ¡Es completamente insoportable! ¡Se burla de mí todo el tiempo! ¡Hace que me sonroje! ¡Y además lleva consigo siempre esa sonrisa que dice "soy un animal"! ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Lo odio! ¡Odio a Ibuki Kazuno!

-¡Sakuramori! -Exclamó aquel hombre que a juzgar por su expresión, ya tenía varias veces gritando mi nombre.-
-¡Sí! ¡Presente! -Me levanté de golpe atemorizada, lo que dio como resultado la burla de mis compañeras.
-Pon más atención la próxima vez por favor -Me dijo pacientemente, ¡es tan arrogante!.
-Perdón, maestro... Es sólo que usted es tan guapo que estaba soñando con alguna fantasía donde era mi príncipe. -¡En el blanco! Pensé, pero no fue así.
-No te creo. -Me respondió cortantemente, ¡Mierda! Fue lo único que se me cruzó por la cabeza.
-Contestaré a tiempo la próxima vez. -Fue lo único que pudo salir de mi boca.

Nombre completo: Kazuno Ibuki, ocupación: profesor-molestarme, edad: 22 años, defectos: ¡terriblemente arrogante!, virtudes: ¡ninguna!

///Kazuno///
Después de dar mi clase en el salón de 3-3 me dirigí a la sala de maestros, para meditar un poco acerca de la situación de Sakuramori, la manera en que podría ayudarla... Quiero hacer algo por ella, creo que... Se lo debo.

=Flash Back=

-Déjame ir... -Ahí estaba Sakuramori siendo atacada por un grupo de vándalos, creí que lo más apropiado sería ayudarle.- Ya les dije que todos ustedes me dan asco.
-¡Perra! -Uno de ellos le alzó la mano con intención de golpearla, entonces creí que sería bueno interferir.
-¡Detente! -Detuve su mano que estuvo a punto de golpear a Sakuramori.
-¡¿Quién eres tú?! -Preguntó molesto aquél sujeto.
-¡Policía! ¡Por aquí! -Grité para que huyeran asustados y salió tal como esperaba, cuando por fin salieron corriendo me acerqué a ella, que había caído al suelo a causa de un empujón por parte de los delincuentes.- ¿Estás bien? -Y le tendí una mano para que se levantara.
-Sí.
-¿Segura que no estás herida? Puedo lleva-
-¡No te metas donde no te llaman! No necesito la ayuda de ningún hombre...
-Yo... s- -No pude terminar cuando ella ya se había ido.- ¿A dónde fue? -Pregunté al aire.- Oh, bueno... Supongo que estaba bien...-Suspire como resignándome.
Me marché a casa y mi vida transcurrió tal como siempre... hasta aquel día, el primer día de clases...
 =Fin del Flash Back=
-Qué gran problema... Mira que venirme a trabajar justo al lugar donde ella estudiaba, en serio que tengo mala suerte.
=Flash Back=
Yo me encontraba caminando por el pasillo directo al salón de clases 3-3 donde iba a ser mi primer clase en la vida, (yo acababa de salir de mi carrera) cuando vi a aquella joven que había ayudado...
-Tú... -Dije a lo lejos y entonces vi como ella entró al salón donde yo me dirigía.- Ah, si... La clase, la clase... -Caminé y cuando me encontraba frente a frente con la puerta la abrí sin dudar, ahí la volví a ver, mirándome seriamente con esos ojos que parecían de hielo, pero que al mismo tiempo irradiaban belleza. Di una pequeña introducción de lo que sería mi clase a lo largo del año y creo que fue muy buena ya que las chicas no dejaban de verme, cuando llegó el momento de pasar lista yo tenía una gran curiosidad de saber el nombre de aquella chica, pero... Sorpresa... El destino me jugó una trampa que no esperaba...
-Li... -Quedé congelado al leer aquel nombre- Lilan Sakuramori. -Cuando terminé de pronunciarla sentí un gran escalofrío en mi interior, al ver cómo la chica de la que yo sentía tanta curiosidad se levantaba de su asiento y volvía a traspasarme con esos ojos tan fríos.
-Sí, presente. -Entonces lo supe... Ahí estaba recordándome mi pecado del pasado... regresando a mi mente la imagen de aquél hombre moribundo, aquel rostro que tanto me había esforzado por olvidar, al igual que su hijo... Nunca pude escapar del recuerdo de haber matado a alguien, y al parecer el destino tampoco me iba a dejar hacerlo... Ya que me puso enfrente a su hija, a la hija del hombre que en aquel accidente... Yo había matado.