jueves, 17 de noviembre de 2011

[Original] Barniz de colores Cap. 5/??

Mi persona amada arrebatada.



°Hino°


Cuando me di media vuelta después de ver al profesor marchar, me percaté de que ella estaba ahí, y al parecer tenía rato observándome...


-Hino. -Dijo Elisa con una mirada llena de odio y tristeza.- ¿De que estabas hablando con Kazuno? 
-¿Kazuno? -Pensé, se me hizo extraño que siendo ella su alumna lo llamara tan fácilmente por su nombre de pila.- ¿Porque quieres saber? -Pregunté arqueando una ceja e intentando evadir la pregunta.
-Porque me interesa. -Respondió desafiante. 
-Lo siento... no puedo decírtelo. -Solté junto a un suspiro y le di la espalda intentando huir del lugar.
-¡¿Que es?! -Gritó alterada. En el poco tiempo que la había observado nunca me percaté de que ella pudiera tener un tono y una mirada así, parecía de pesadilla.
-¿Estás enamorada del profesor? -Le cuestioné algo extrañada por sus anteriores acciones.
-¡Si! -Esta palabra vino acompañada de un mar de lágrimas que comenzaba a salir de sus ojos.-  ¡Si! ¡Lo amo desde el instante en que lo vi! ¡Es un amor tan puro y sincero! ¡Algo que ni tú ni ella podrán entender!
-¿Ella? -Pregunté aún sabiendo de quién hablaba.
-¡Lilan! -Exclamó aún más molesta que antes.- ¡Lo sé! ¡Se que ella lo observa a cada momento! ¡Se que me lo quiera quitar! ¡Es una-!
-Detente. -Espeté mientras caminaba hacia ella.- No te permito que hables así de ella. No te ha hecho nada... 
-¡Claro que sí! ¡Está intentando quitármelo!
-¡El profesor no te pertenece!
-¡Cállate! -Se acercó corriendo a mí e intentó tirarme al suelo.
-¿Que es lo que te sucede, Elisa? ¿Que ha pasado con aquella chica tranquila? -Decía yo mientras forcejeaba.
-¡No existe! ¡Es sólo una farsa! -Se alejó de golpe de mí y alzó su dedo a mi rostro.- La quiero ver en una bolsa... a Lilan. -Se fue corriendo de vuelta a su dormitorio y yo rápidamente corrí en busca de mi amiga.


°Kazuno°


No podía creer lo que acababa de hacer. Le confesé a Samika mis sentimientos hacia Sakuramori. ¡Soy un idiota! ¡Idiota! ¡Idiota! ¡Idiota! ¿Como pude hacer algo tan despreocupado como eso? ¡Es uno de mis más grandes errores! Y lo peor de todo es... ¡Que se lo dije cuando apenas me había dado cuenta de eso!
Mientras caminaba hacia la sala de maestros, arrepintiéndome por lo sucedido anteriormente... me encontré con la Reina de Roma. Sakuramori.
Estaba sentada en las escaleras del edificio donde se encontraba su dormitorio, yo iba pasando por ahí, así que pude verla.


-¿Que haces aquí? -Pregunté confundido.
-Estoy esperando a Hino. -Se levantó y sacudió su falda.- Dijo que me adelantara pero me dejó realmente confundida.
-Oh, ya veo...  -Respondí a mi mismo mientras intentaba no mirarla a los ojos.- ¿Puedo acompañarte mientras la esperas?
-Si. -Soltó sin emoción alguna.- Profesor...
-¿Que pasa? -Pregunté extrañado de que ella articulara palabra alguna.
-Usted... usted... -Decía sin poder continuar con otra palabra.- Usted... ¿tiene a su padre?
-Ummm... si, él sigue vivo. -Respondí suponiendo que iba a ser lo siguiente que saliera de su boca.
-Yo... algunas veces me pongo a pensar en que sería de mí si mi hermano y mi padre aún vivieran.
-Estoy enterado de que murieron en un accidente hace ya algunos años. Lo siento.
-No, está bien... no fue culpa de usted, profesor. 
¿Que era eso que estaba matándome por dentro? Aquello que de pronto hizo que yo quisiera confesar todo a Sakuramori. ¿Porque? ¿Porque justamente tenía que ser eso de lo que ella quería hablar? 
-Como sea... mejor me voy a mi dormitorio. -Dijo mientras me daba la espalda, lo que hizo que saliera de mis pensamientos.
-Ah, si... está bien. -Contesté algo distraído.- Nos vemos mañana en clase, Sakuramori.
-Si. -Respondió mientras se alejaba.


Después de verla alejarse por completo me dirigí hacia la oficina de los maestros, ahí pasé gran parte del día descansando y... bueno, también trabajando.


Al día siguiente...


°Lilan°


Es la tercer hora de clase, nos encontramos con el profesor Ibuki y su materia de matemáticas. 
Creo que es mi imaginación, pero desde hace un rato que siento una fuerte mirada por parte de Elisa.


-Oye, Hino. -Susurre a mi amiga que se sienta a un lado mientras me inclinaba un poco para que sólo ella escuchara.
-¿Que pasa? -Me respondió con el mismo tono para no ser castigadas.
-Es mi imaginación o... ¿Elisa no deja de verme? -Miré de reojo a la mencionada para no ser descubierta.
-No lo sé.
-¿Puedes mirar disimuladamente? 
-Claro. -Hizo lo que le pedí y cuando regresó la mirada.- Si, la verdad es que está viéndote.
-¿Sabes por qué?
-No... no tengo la más mínima idea. -Dijo algo nerviosa. Si hay algo malo y a la vez bueno de Hino es que no sabe mentir.
-¿Segura?
-C-claro ¿porque te mentiría?
-No, no es que lo crea. Tan sólo quería asegurar. -Volví a mi posición normal en mi asiento y presté atención a la clase, no sin antes volver a percatarme de que ahora la mirada de Elisa era más intensa.


Terminó la clase y salimos del salón ya que era la hora del receso. Hino y yo nos dirigimos hacia el patio trasero para ir a almorzar ahí.


-Saki... -Estábamos sentadas en el pasto.
-¿Que? -Dije con un tono tranquilo mientras me llevaba un sandwich a la boca.
-¿Recuerdas cuando nos conocimos?
-No. -Solté con brusquedad, haciendo que salieran lágrimas de sus ojos.- ¡Ah, lo siento, lo siento! ¡Claro que lo recuerdo! ¡Sólo era una broma!
-Que cruel, Saki. Creí que en serio lo habías olvidado. -Se limpió las lágrimas y me sonrió.- Yo nunca lo olvidaré.
-Yo tampoco. -Recargué mis dos brazos sobre el césped y miré hacia el cielo.- Eramos tan diferentes en aquel entonces. Tú, él y yo...
-Fue ese verano... -Ella se recostó completamente mientras contemplaba lo claro del cielo al igual que yo.- El mejor de mi vida.
-Lo dices sólo porque estuviste junto a él. -La miré fingiendo molestia.- Estoy segura de que no tengo nada que ver con tu hermoso recuerdo.
-¡Claro que no! -Negó apresuradamente.- ¡Sin ti no hubiera sido lo mismo!
-Si, si...
-Además... en ese entonces aún no me daba cuenta de mis sentimientos por Rick. Bueno... a inicios del verano.
-Eras pura e inocente. -Solté con un tono burlón para que ella no pudiera ofenderse.
-¡Aún lo soy! -Gritó.- Bueno... de cierta manera. -Cambió su tono a uno más de arrepentimientos y me miró con tristeza.- Debió haber sido horrible para ti cuando nos viste darnos un beso.
-Yo no diría horrible... más bien, sorpresivo. -Me levanté del suelo y miré hacia bajo para poder verla a los ojos.- El amor sigue siendo amor... aún entre hermanos. Recuerda bien eso, Hino.
-Si... -Se levantó ella también y me miró seria.- Gracias, Saki. Gracias por no sentir asco hacia mi.
-Te apoyaré en cualquier cosa que decidas... y estaré ahí para ti cuando tropieces o te arrepientas de alguna decisión, eso dalo por seguro.
-Si. -Respondió con una sonrisa llena de amabilidad, esa era Hino. Mi mejor amiga.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

D'Love -Capítulo 1-

Mi definición del amor.

°Gabriel°

Amor tiene tantos significados, relacionados desde el punto de vista diferente de cada persona, hay quienes dicen que el amor es querer la felicidad de la otra persona más que nada, también se dice que el amor es algo necesario para vivir, el amor es pérdida y sacrificio pero que al mismo tiempo da beneficio y satisfacción, el amor es enamorarse de la misma persona todos los días, el amor es seguir amando aún con los defectos de la otra persona, si me preguntaran a mi... ¿Que es el amor? Yo simplemente diría... el amor es amor.
Estaba en mi casa, acostado en el mueble de mi sala con muchísimas latas de cerveza a un lado, la razón de estar allí es que la noche anterior me quede viendo el fútbol y cuando terminó me dio demasiada flojera ir a mi habitación, bueno... regresando a lo que iba, era una mañana tranquila, los rayos del sol que atravesaban las cortinas hicieron que abriera mis ojos, pero aún tenía demasiada pereza como para levantarme, así que opté por acostarme boca abajo e intentar volver a dormir, pero entonces el timbre sonó y una voz proveniente de afuera me hizo despertar completamente...

-¡Gabriel! -Gritaba la impertinente chica desde afuera.- ¡Gabriel, abre! ¡Soy yo, Sam! ¡La caca de tu calzón! ¡La mugre de tu uña! ¡Tu querida amiga de toda la vida! -Decidí que tenía que apresurarme antes de que la mujer esta gritara a los vecinos todo lo que sabía de mí.
-Vamos... -Abrí la puerta.- No tienes que gritar todo eso cuando quieres que te abra la puerta.-Allí se encontraba una chica de 19 años de edad, con un corto cabello color café, ojos también cafés pero oscuros y profundos, y una linda piel blanca y suave como pompis de bebé.
-Pero~~ si no grito todas esas cosas, nunca sales a abrirme, ¿recuerdas aquella vez que me dejaste esperando afuera por 2 horas porque te dio flojera pararte a abrirme?
-¿Y tú recuerdas que después de eso te di una copia de la llave? ¿Dónde está ahora? -Pregunté arqueando una ceja y con un tono fingido de molestia.
-Este... eemm... digamos que tuvo un encuentro con la alcantarilla. -Respondió desviando los ojos hacia arriba. Suspire y le di un pequeño golpe en la cabeza a formar de que no le causara daño alguno.
-Sabía que eso pasaría... -Nos encontrábamos aún en la entrada, entré a la casa y me dirigí hacia la cocina. Alcé el brazo sobre el refrigerador y conseguí otra llave.- Toma. -Se la di.-Saqué otra copia ya que sabía que perderías la otra... 
-¡¿¿¿EHH???! -Soltó molesta.- Lo dices como si yo fuera alguien irresponsable...
-Sólo algunas veces...
-¡Yo no soy irresponsable! -Abrió el refrigerador y sacó un frasco de café frío.- Sólo no soy nadita responsable... oh, mira... aún sirve el café que deje el otro día. 
-Bien, eso lo explica todo... ¿Y?
-"¿Y?" -Repitió imitándome.- ¿Que?
-Me refería a que haces aquí... ¿Cuál es tu motivo de visitarme, querida Samantha?
-En primera: ¿Acaso no puedo venir a visitar sin tener motivo alguno a mi amigucho Gabrielucho? y en segunda: te he dicho mil, no, millones de veces que no me digas Samantha.
-En primera: no me molesta, sólo preguntaba... y en segunda: es tu nombre, así que no le veo nada de malo.
-Entiendo, Adelaido.
-Está bien, está bien... ya me calmo... "Sam"
-Así está bien, amigucho. -Caminó hacia la sala y tomó asiento en el sofá donde minutos antes yo dormía.- Ahora... es domingo, no tengo nada que hacer, supongo que tu tampoco... si no tienes a ninguna vieja desnuda en tu habitación a la cual necesites atender, ¿que te parece si vamos a la convención de anime?
-Paso. -Me aventé a un lado de ella y finjí que volvía a dormir.
-Ándale... ándale, por fitas... por fis, te lo ruego, ándale, Gabriel, por favor, quiero ir, quiero ir, ándale ¿Si? -Jodía y jodía una y otra vez, sin cerrar esa gran boca que tiene, al final como yo sabía que no se iba a rendir hasta que le dijera que si, suspiré.
-Está bien... ¡pero sólo un rato!
-¡YES! ¡Si, si! -Exclamó de alegría mientras los ojos le brillaban.
-¡Pero nada de que cuando lleguemos allá me digas que tengo que ponerme un ridículo disfraz, como la última vez! -Grité intentando asegurarme de que lo prometiera.
-Si, si... -Respondió algo decepcionada.- Yo creo que te veías muy chido como Ichigo.
-¡Cómo no fuiste tú la que se puso una peluca naranja y tuvo que andar dos horas gritando con extraños! -Me paré rápidamente del mueble y me puse en posición.- ¡BAN-KAI!
-¡Genial, genial! ¡No se cómo es que no pudo gustarte! -Se levantó también de golpe y tomó un palo de escoba que había a un lado.- A mí me gustaba andar diciendo... ¡Mae, Sode no Shirayuki! -E hizo el bailecito ese que hace la tal "Rukia" cuando dice eso.
-Cómo sea... -Me tiré de nuevo al mueble.- Ya lo prometiste así que no hay vuelta atrás... nada de sorpresitas.
-Está bien, Don Gabriel... si sigues así nunca te vas a encontrar novia...
-¡Así estoy bien!

Esta rara se llama Samantha Sú, mejor conocida como "Sam", entre otras cosas, es mi amiga de la infancia, la conozco desde que estamos en pañales... casi, casi nos saludábamos desde las panzas de nuestras señoras madres. Bueno... en realidad no, ya que Sam es dos años menor que yo ¿pero eso que importa?... es una mujer de lo más despistada y alegre, algunas veces tiene un autoestima bajo, pero sólo le hacen falta unas buenas palabras de aliento para hacerla reaccionar... ahí es cuando entro yo... su amigo de la infancia, Gabriel...

-¡Ya estamos aquí! -Gritó frente a la puerta de aquel raro establecimiento, lleno de raros, con raros adornos y donde vendían cosas raras...
-Uy, que emoción... -Bufé dando a entender mi falta de ánimo.
-¡Vamos rápido antes de que se acaben las entradas! -Me jaloneó de la manga y arrancó a correr, llevándome a rastras consigo.
-Créeme... no hay manera de que se acaben las entradas.

Llegamos con el chico que se encontraba en la puerta con un llamativo gafete que decía "Staff", su aspecto era el de un total tet*... fan del anime... con sus grandes lentes de botella, y su cara barrosa de esas que te quitan toda gana de alguna vez volver a saludar de beso a alguien, algo "robustito". Cuando vio a Sam levantó su mano y comenzó a agitarla...

-¡Sam-chan! ¡Irashaimazen! *Bienvenida* -Gritó con una cara de que entendía lo que estaba diciendo.
-¡Tadaima!*Estoy en casa* ¡Rob-sempai! -Respondió ella con la misma cara que el otro raro.
-¿Que mierda dicen? -Pensé con una cara (aunque no me vi, pero lo sé) de "¡¿Que #$%&#?!".
-Entremos, Gabriel... -Me dijo Sam, a lo que asentí con mi cabeza.

Y tal como predije... ese era un lugar al cual la palabra "raro" describía a la perfección, lleno de frikeadas que hacían que quisiera ir a verme una película Italiana y quedarme allí por horas, pero en fin... nadie quiere ver mis quejas, vamos al punto, pasamos ahí unas horas, Sam me traía como corbata de un lado a otro... sin soltarme, en cierta forma me sentí feliz por todo el entusiasmo que ella traía encima... pero todo se arruinó cuando nos encontramos con uno de sus "amigos"...

-¡Hey, Sam! -Gritó el tipejo desde una distancia no muy lejana para mi desgracia.
-Diego... que milagro verte por aquí. -Respondió Sam haciendo a un lado todo el demás mundo.
-¿Cómo has estado? Hace más de una semana que no te veo...
-¿Una semana? ¡JA! Yo la veo todos los días... -Pensé, aguantándome las ganas de restregárselo en la cara.
-¡Hey! Bien, bien... 

Este individuo de nombre Diego Martínez... es el que desde ya hace algunas semanas se anda queriendo "ligar" a Sam... pero no puede. A pesar de que dice sus tantas groserías y se lleva algunas veces pesado con los hombres, (y tengo que aceptarlo la mayoría del tiempo hace puras tonterías que dan demasiada risa), no es tan "dejada" como otras...

-¿Quién es este? -Le preguntó a Sam refiriéndose a mí, dándole a entender que estaba celoso.
-¿Porque te tengo que responder? -Él la miro molesto y después se dio media vuelta marchándose.
-Oye... -Solté al momento que intentaba tomarla del hombro.
-Ya le he dicho muchas veces que deje de molestarme... pero no entiende.
-¿Quieres que te ayude con algo?
-No, no es necesario... -Me respondió seriamente para luego cambiar rápidamente su cara.- ¡Bien! ¡Creo que es hora de irnos! -Con un tono alegre.
-Si... -Solté para que no sintiera que no le creí.

Y así fue como después de haber perdido gran parte de mi domingo en la convención , ella y yo nos marchamos a casa... 
Una de las grandes razones de conocernos desde pequeños es que nuestras casas están una a un lado de la otra. 

-Gabrielucho... -Dijo cuando estábamos a punto de entrar a mi casa.
-¿Que? -Respondí mientras abría la casa.
-¿Puedo dormir hoy aquí? -Preguntó algo acongojada.
-Si. -Respondí tranquilamente.- Pero no dormiré contigo.
-¡¡¡¡¿¿¿¿EHHHH????!!!! -Soltó molesta.- ¡¿Porque?!
-Porque ya estás grandesita... ya puedes dormir tu solita. -Respondí mirando hacia el techo.
-¡PERO~~! 
-¡Un no es un no! -Me metí a mi habitación y saqué una colcha del clóset.- Yo dormiré en el sofá, tú puedes dormir aquí. 
-Buuu... -Me siguió hasta el cuarto y se sentó de golpe en la cama.
-No me importa si te enojas, ¿que pensaría alguien si se enterara que a esta edad dormimos juntos?
-Que somos pareja. -Respondió a mi cuestión enrojecida.
-Exacto. -Me encaminé hacia la salida, no sin antes regresarme unos pasos y darle un beso en la frente.- Que descanses. 
-Si. -Se acostó boca abajo sobre la cama y cuando salí del cuarto cerré la puerta.

Cuando ya me encontraba fuera de la habitación, caminé hacia el mueble en el que había dormido la noche anterior, acomodé la colcha que había tomado del clóset y tomé el control de la pequeña mesa que se encontraba enfrente, encendí el televisor y me recosté pacíficamente...

-Tonta. -Me dije a mi mismo entre susurros esperando que mi enrojecimiento no haya sido tan obvio.

Tal vez sea algo difícil de notar con mi actitud, pero la verdad es que yo... estoy enamorado de Sam. Ha sido así durante un largo tiempo, la primera vez que lo noté, ya era demasiado tarde, mis sentimientos ya no podían parar... me era imposible no querer abrazarla, besarla... decirle cuanto la amaba, así que tuve que aumentar un poco la distancia, a manera de que ella no notara mis sentimientos y al mismo tiempo, no corriera tanto peligro nuestra amistad...
Así son las cosas, amo a mi mejor amiga, ella no sabe mis sentimientos, el **to de Diego Martínez no va a detenerse hasta que lo acepte, pero yo no pienso quedarme de brazos cruzados... he esperado a Sam toda la vida, incluso a esta edad... aún no he tenido mi primera vez, ¿Porque? porque cuando amas a alguien el sexo es lo que menos te importa, y mi amor por ella es sincero, y verdadero... 
Si me preguntaran a mi... ¿que es el amor? Yo simplemente diría... el amor es amor... no hay definición para tal sentimientos que tenga a todos conformes, por eso es que se inventó esa palabra, para decirla cuando no sabes expresar lo que sientes... para mi esa es mi definición de amor.

Moraleja 1: Si tienes una loca-mejor amiga-amor platónico, siempre guarda una colcha limpia en tu clóset... nunca sabes cuando querrá dormir en tu casa y para no caer en la tentación tendrás que dormir en el mueble.

martes, 15 de noviembre de 2011

Barniz de Colores



Género: Romance, Drama.
(Contiene temas un poco fuertes)

Sinopsis: Después de que su padre y su hermano murieran en un trágico accidente, Lilan Sakuramori comienza a  tener algún tipo de pánico a encariñarse con los hombres, esto hace que entre a un internado sólo para mujeres. Lo que ella no sabe es que ahí dentro se topará con un profesor que guarda un pasado con ella y que aunque no quiera le cambiará la vida.




Capítulo 1: Mi arrogante Profesor *Corregida*
Capítulo 2: Mi alumna rebelde *Por corregir*
Capítulo 3: Mi torpe mejor amiga *Por corregir*
Capítulo 4: Mi nueva compañera *Por corregir*
Capítulo 5: Mi persona amada arrebatada *Por corregir*
Capítulo 6: Mi querido hermano *Por corregir*






jueves, 3 de noviembre de 2011

[Original] Barniz de colores Cap. 4/??

Mi nueva compañera



°Hino°


Lo que está dentro de mi corazón, es tan hermoso pero a la vez tan doloroso. Es tan frágil... pero también muy fuerte. Es tan puro... pero a la vez tan sucio.


///Flash Back///


Hace 12 años... en un árbol que se encontraba en algún parque de la ciudad...


-¿Porque lloras? -Preguntó la niña de cabellos lilas que estaba llegando a dicho árbol.
-Porque... mi mamá... me gritó. -Lloraba la pequeña de cabello negro y ojos azules. Ella estaba sentada al pie del árbol, cubriéndose con el tronco de este para que nadie la viera llorar, pero al parecer... su esfuerzo no dio resultado.
-¿Sólo por eso? Vaya... eres una niña llorona.
-¡Cállate! ¡Me duele mucho cuando me grita! -Gritó la niña mientras su llanto se hacía aún más pronunciado.
-Ya veo... -Respondió la primer niña.- Aún creo que eres una niña llorona... pero me quedaré aquí... sentada contigo... hasta que dejes de llorar, y tomaré tu mano para que no tiemble.


///Fin del Flash Back///


Era una tranquila mañana de sábado, me levanté de la cama y fui a dar una caminata por el campus del internado. A esa hora todo estaba muy tranquilo aún, ya que la mayoría de mis compañeras dormían, incluida Saki. Cuando entre a la cafetería para almorzar algo, ahí estaba la nueva estudiante, Elisa, con el profesor Ibuki. Ellos dos se encontraban en una mesa pegada a las ventanas y yo me senté en la más lejana a esa, para no incomodarlos.


La cafetería era un lugar muy freso y relajante, además de amplio y muy bien arreglado, con grandes ventanas que cubrían casi toda la pared, y las mesas de roble con sillas de igual material. Las personas que te atienden son muy amables y atentas, además de que la comida es deliciosa. Un lugar muy agradable para todas las estudiantes de este internado.


Como decía, me encontraba en la mesa esperando a que me llevaran el desayuno, entonces fue que escuché como las señoras que servían se cuchicheaban algo...


-Han estado ahí sentados por un buen rato. -Le dijo una de complexión delgada y piernas largas a otra de estatura baja y menuda, se encontraban detrás del mostrador de postres, del cuál mi mesa estaba cerca.- Me pregunto que estarán platicando.
-Si, además de que los dos se ven muy a gusto. -Respondió la de estatura baja y menuda.
-¿Estará el profesor saliendo con ella? -Me pregunté a mi misma cuando me llevaron mi plato de comida, en ese mismo instante Saki entró a la cafetería mientras bostezaba.- ¡Ah, Saki, por aquí!-Grité parándome de mi asiento y alzando un brazo al aire.
-Hino. -Entendí que dijo por el movimiento de sus labios, ya que aún se encontraba a una distancia a la cuál yo no podía escuchar. Caminó hacia mí y cuando volteó a la mesa donde estaban el profesor Ibuki y Elisa abrió aún más los ojos. 
-¿Saki? -Solté confundia por su reacción anterior. Después de unos segundos de estarlos viendo, al fin; el profesor volteó haciendo que sus miradas se cruzaran, al pasar esto, Saki volteó el rostro rápidamente y caminó de nuevo hacia la mesa donde yo me encontraba. El profesor no dejó de verla, e incluso su acompañante se percató de esto.
-¿Porque no me despertaste, Hino? -Preguntó Saki con su tono de siempre cuando llegó a la mesa a sentarse.
-Pues... -Dije intentando que lo que había pasado anteriormente dejara mi cabeza.- Te veías muy cómoda durmiendo así que no quise molestarte.
-No te preocupes por eso, sabes que no me gusta comer sola después, así que de ahora en adelante despiértame siempre que vengas a desayunar. 
-Si. -Respondí con una gran sonrisa.- Oye, Saki.
-¿Que pasa? -Preguntó mientras alzaba la mano para que una de las mesaras fuera a atenderle.
-¿Acaso tú... has hablado más con el profesor Ibuki últimamente ? 
-¡¿Eh?! -Soltó sorprendida.- ¡No, no! -Expuso al momento.- ¡Claro que no! ¡¿Porque dices cosas así, Hino?!
-No... no es por nada... -Miré al profesor y seguido a Saki.- Tan sólo tenía curiosidad...
-Vamos... no me asustes con preguntas así. -Dijo y después suspiro recargándose completamente en el respaldo de la silla.
-Lo siento. 


Cuando miré de nuevo hacia la mesa del profesor me di cuenta de que él no dejaba de verla, no importa que hiciera Elisa, la vista del profesor no se alejaba de Saki, y tal vez sea algo arriesgado apostar por esto, pero... parecía como si estuviera enamorado de ella.


Después de terminar de desayunar, Saki y yo nos levantamos de la mesa, segundos después de que nosotras saliéramos, el profesor y Elisa se levantaron de su mesa y salieron por la puerta del otro lado. Yo tenía demasiada curiosidad de interrogar al profesor... así que le dije a Saki que se adelantara al dormitorio y los busqué entre los pasillos...


-Sal de donde este... profesor Ibuki. -Susurré para mí misma mientras caminaba discretamente. 


De repente vi como el profesor dejaba a Elisa en su dormitorio y se marchaba. Lo seguí y justamente cuando se detuvo a mirar por una de las ventanas de un piso superior, salí de mi escondite. 


-Profesor.-Dije firmemente cuando el me daba la espalda.
-Ah, Samika. -Expresó al momento que me volteaba a ver.- ¿Que pasa? 
-Profesor... quisiera hacerle una pregunta personal. -Expuse con un tono muy serio, tal vez el más serio que hubiera podido poner.
-Claro... ¿Que es? -Dijo con un tono calmado y alegre.
-A usted... ¿Le gusta Saki? -Pregunté nerviosa ya que el profesor tenía todo el derecho de no responder, sin embargo seguí viéndolo directamente a los ojos sin siquiera parpadear, fue entonces que vi como él dejaba salir una pequeña sonrisa y me daba de nuevo la espalda. 
-¿Alguna vez has escuchado la frase "todos deseamos lo que no podemos tener"?
-Si, muchísimas veces... 
-Creo que esto es lo que me pasa ahora...
-¡Pero-!
-No es porque sea mi alumna... es algo mucho más complejo que eso, algo mucho más doloroso... algo que no me deja dormir por las noches, un hecho por el cuál tengo tanto miedo de Sakuramori.
-Yo... no lo entiendo.
-Eso espero... que nunca lo entiendas. -Caminó y se comenzó a alejar.- Porque si algún día lo haces... sería mi fin.
-¡Espere! -Exclamé mientras corría tras él.
-Pero respondiendo a tu pregunta. -Esto hizo que me detuviera y contuviera la respiración.- Si, me gusta. -Mis pies se congelaron mientras él seguía avanzando.
-¡Gracias! -Grité con fuerza para que él pudiera escucharme claramente.- ¡Prometo guardar el secreto!
-Confió en que así será. -Respondió sin mirarme a los ojos. Llegó a las escaleras y comenzó a bajarlas, dejándome con los pies congelados y la mente en blanco.


"¿Tengo miedo de Sakuramori?" Si, eso es lo que había salido de su boca, pero... ¿porque? ¿Porque el profesor Ibuki tiene tanto miedo de Saki? ¿Que es eso que no quiere que yo descubra? ¿Que es lo que no quiere que se sepa? ¿Que es lo que se esconde detrás de ese rostro tan sereno y angelical? Quiero saber... quiero saber, profesor.