miércoles, 11 de abril de 2012

Tres libros -Cuento corto-

      En mis 22 de años de vida, nunca había encontrado nada que llamara completamente mi atención. Hasta que un día decidí ir a la librería a reabastecerme de libros, ya que había leído todos los que tenía en casa.
      Eran cerca de las 5 de la tarde cuando me encontraba escogiendo. En ese momento entró una chica a la librería. Su cabello era café oscuro, largo y ondulado; sus ojos del mismo color, pero estos irradiaban brillo por doquier; su piel era blanca como la nieve e incluso sin tocarla se podía saber que era muy suave. Caminó hacia el pasillo de “Romance”, entonces miró algunos libros y tomó tres. Al parecer había tardado media hora en escogerlos, pero estaba tan concentrado en admirarla que los minutos se hicieron milésimas de segundos. Pagó y se marchó de la librería, dejando en mi interior un nudo que no se desataría fácilmente.
Quería ver de nuevo a aquella chica que me había cautivado, así que comencé a rondar diario los alrededores de la librería, esperando verla de nuevo. Pero mis esfuerzos fueron en vano, por lo menos durante algunos días, ya que a la semana siguiente regresó. De nuevo escogió tres libros y se marchó, dejándome aún más obsesionado que la primera vez, ¿es esto lo que llaman amor?
Hice lo mismo las semanas siguientes, ya que sabía que iba el mismo día cada semana. La veía todo el tiempo que escogía sus libros y al parecer ella nunca se percató de mi presencia; no sé si eso me alegraba o me entristecía. El punto es que, cada día sentía más atracción hacia ella… Al punto de querer confundirlo con amor.
      Un día llegó de nuevo a la librería, pero esta vez iba acompañado de un hombre y un bebé. Mi corazón dolió al pensamiento de que podría ser su  familia. Me acerqué más de lo que me hubiera acercado en veces anteriores y pude confirmar mis sospechas. Eran una familia feliz, sin percances de dinero y se amaban en uno al otro, o al menos eso parecía. La culpa por haber estado observando a la mujer de otro hizo que me alejara de ellos y saliera de la librería.
      Ha pasado un mes desde que vi a la familia de la mujer que me había cautivado. Las semanas siguientes no volví a la librería el día que sabía que ella vendría, hasta hoy. De nuevo entró, se ve hermosa como siempre.
      No puedo destruir todo lo que han construido ellos dos. No puedo simplemente meterme en su vida e intentar conquistarle. No puedo… No debo. Está mal.

-Disculpa, ¿Sabes donde queda la calle "De la Rosa"?  -Pregunté.
-Si, vivo ahí… Puedo llevarte si quieres.

      Sé que está mal, pero si no lo hago será mi corazón el que sufra. Lo lamento… Pero voy a destruir lo que has construido. 

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