miércoles, 4 de julio de 2012

El fin de todo -Cuento corto-


Recuerdo que desde que era pequeño, mi padre siempre me recriminó algo en especial, y era que siempre dejaba las cosas a medias. Por ejemplo, el fútbol, que empecé a practicarlo a los 8 años, pero lo dejé a los 10, ya que mi hermano, un año después de que yo iniciara, inicio él y con facilidad me supero. Obviamente a nadie le gusta ser se la sombra de alguien más, y mucho menos si ese “alguien” es tu hermano menor. Nunca le conté mis motivos a mi padre, tan sólo lo dejé.
Otro caso es el de las clases de guitarra, las cuales comencé a los 13. Estaba realmente entusiasmado con eso, ya que la chica que me gustaba en aquel entonces, me había dicho que le gustaban los guitarristas. Prácticamente le rogué a mi mamá para que me pagara las clases (¡Jaja!) y cuando finalmente aceptó, me sentí el hijo más afortunado del mundo. Asistí solamente dos meses; el maestro no me dijo nada, pero por su trato me daba cuenta de que no tenía talento. Tardé más que los otros en aprender lo básico y cuando finalmente pude tocar bien una canción, era tan vacía, no despertaba nada, ni siquiera en mí… así que dejé las clases de guitarra.
A mis 15 años conocí a un chico, se llamaba Juan, y en poco tiempo se convirtió en mi mejor amigo. Pasaba con él gran parte de mi tiempo y eran ratos geniales, que por siempre se quedarán en mi memoria. Cuando salimos de la preparatoria, se mudó a otro estado, y a pesar de que dijimos que nada cambiaría entre nosotros, todo cambió. Ya no era lo mismo, después de todo estábamos a más de 200 km. de distancia. De nuevo había dejado las cosas a medias, pero esta vez en serio me había dolido.
Hace poco conocí a una chica, de la cual me he enamorado perdidamente y ella me ha correspondido. Es la primera vez en toda mi vida que no quiero dejar a medias algo, pero al parecer esta escrito que nunca podré seguir con nada. Ella se va mañana a estudiar a París, le dije que la visitaría, pero… ¿cada cuando podré hacer eso?, ¿no terminará pasando lo mismo que con Juan?

-No tenemos que terminar. –Dijo el día que me confesó que se iría.
-Si, es verdad. Podemos seguir, aunque sea a distancia. –Respondí con el corazón destrozado.

Hoy es el día, finalmente se va el amor de mi vida. No debería estar tan triste, después de todo no es como si nunca más nos fuésemos a ver o como si nuestro amor terminara. No tengo porque estar triste…

Algo se cruzó por mi mente.

-¡Espera! –Grité solo en mi habitación mientras pensaba. Tomé rápidamente las llaves de mi auto y salí de casa corriendo.

Lo había entendido, ¡finalmente lo había entendido!

Llegué al aeropuerto y bajé del auto rápidamente. Comencé a buscarla entre la multitud, según me había dicho, su vuelo salía en 30 minutos.

¡Ahí está!

Logré ver su cabello cenizo entre los de las demás personas. Corrí tan rápido como pude, y antes de que se alejara más, puse bruscamente mi mano en su hombro.
-¡¿Qué haces aquí?! –Pregunto con la más grande de las sorpresas.
-Quiero terminar. –Solté apenas recuperaba el aliento.
-¿Eh?
-Lo estuve pensando y creo que es lo mejor. Lo siento.
-No… perdóname por irme. –Expuso intentando encontrar consuelo en mis ojos. –Entonces aquí termina.
-Adiós. –Dije esperando no llorar. Le di el abrazo más fuerte y lleno de amor que pude haber dado, me aferré a ella e hizo lo mismo. –Cuídate.
-Adiós. –Dijo, con el mismo tono que yo. Nos soltamos y se alejó lentamente. –Gracias…

Caminé hacia mi auto. Pensando en que tal vez no había sido la mejor decisión, pero luego recordé a Juan y de como habíamos prometido seguir siendo los mejores amigos, de como no habíamos cumplido nuestra promesa.

Me di cuenta de algo… nada nunca queda a medias.

Cuando dejé el futbol y la guitarra, fue para siempre, ya que no volvería a hacerlo. Cuando Juan se fue, nuestra amistad había acabado. Todas las cosas que siempre había creído dejar a medias, en realidad, les había dado un fin, pero nunca me di cuenta de ello, por eso es que todo, en su momento, había acabado así. Decidí terminar con ella, para así darle un fin apropiado a esto, porque la amo y no quiero que lo nuestro acabe como el fútbol o como la guitarra, lo pensé antes… que aunque estuviera lejos no dejaríamos de amarnos ni tampoco sería imposible vernos de nuevo, es lo mismo ahora. Prefiero que todo termine, así, por mí mismo, lo prefiero a que sea el tiempo quien lo destruya… llámenme idiota, pero así, no importa cuando años tengan que pasar, mientras tenga un fin…

Siempre habrá oportunidad de un nuevo comienzo. 

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