viernes, 22 de febrero de 2013

La utopía de un malnacido


Aprendí a hablar fluidamente a los 2 años, a leer y a escribir a los 5, a mentir perfectamente a los adultos a los 7, a odiar a los 10, a lastimar a 12, pero nunca aprendí a amar y es que eso no venía en los libros.
Desde que tengo memoria mis padres me decían todo el tiempo: “Quién no sabe no sirve”, así que para “servir” tuve que “saber”. Saber hacer cosas que los niños de mi edad no aprendían aún. Yo quería ser aceptado por ellos.

“¿Quién eres? –Pregunté.”

Me volví soberbio, arrogante, odioso. La gente a mí alrededor me detestaba, incluso mis padres porque los había superado. Creí que no me era necesaria la gente, así que me refugié en mis libros y ahí encontré consuelo; era falso… Pero mantenía con vida.
Cuando entré a preparatoria conocí a un grupo de chicos, todos más listos que yo. Eran monstruos, para mí y para todas las demás personas. Yo no era más que un simple insecto a su lado. Era tan frustrante, tan doloroso. Todo ese tiempo que había logrado vivir por mi soberbia, pero ahora todo se había ido al carajo, porque ya no era el mejor de todos, porque había encontrado a personas superiores a mí en lo que yo me creía superior a cualquiera.
Creí que sería bueno seguir aquella famosa frase: “si no puedes con el enemigo, únetele”. Me comencé a juntar con ellos y cuando me di cuenta ya era sólo uno más de su grupo, ya no era “yo”, ahora éramos “nosotros”.
Un año después conocí a una chica. Oh, que chica, pues era fuerte, altanera, alegre… Estúpida, pero como la quise. Me quitó el alma y como un perro callejero yo iba detrás de ella. Pero ella también me detestaba. No me rendí, así que intenté conquistarla por todos los medios posibles y cuando lo logré, me sentía extremadamente feliz; no sabía el porqué, pero lo sentí así.
Mi felicidad duró poco tiempo, ya que ella me dejó. Al parecer le habían dicho algunas cosas malas sobre mí y no soportó estar con un mentiroso como yo. “Eres un ridículo”, dijo. Me sentía furioso, humillado y triste al mismo tiempo, con ella, con ellos, que le hablaron mal de mí, y conmigo, por no poder defenderme. Intenté por todos los medios saber quién le había hablado de mí, pero nunca di con el culpable así que decidí ir por mí mismo y preguntarle a ella directamente. 

“Soy tú –Respondí.”

–Por favor, dime quién te dijo todo eso y qué fue exactamente lo que te dijeron.
–No tengo porque decírtelo.
–No me hagas sufrir más de lo que ya he sufrido… Por favor, dime.
–Crees que eres la persona que más ha sufrido en este mundo, siempre odié tu autocompasión. Pero nunca creí que estuvieras tan demente, por lo menos no como para inventarte una vida.
–¿De qué estás hablando?
–El genio del piano, qué sólo tiene que escuchar una vez la canción para poder tocarla de nuevo perfectamente. La memoria fotográfica de la que tanto alardeas, tu perfección para hacer cualquier clase de cosa. Tus anécdotas, tu pasado, tú mismo. Todo es una mentira.
–No es así… -Susurré con el corazón en un hilo. ¿Qué estaba pasando?, ¿por qué ella estaba diciendo eso? -¡No eran mentiras! –Grité con la mayor de las exaltaciones. Estaba desesperado, frustrado, enojado. No entendía nada, absolutamente nada. Me acerqué rápidamente a ella y la tomé con fuerza del brazo, si era todo una mentira por lo menos que ella no lo fuera. La empujé hacia la pared más cercana y le robé un beso; comencé a tocarla, pero entonces sentí como sus ojos goteaban, mientras yo la lastimaba.
–Me mentiste –Dijo, mirándome con esos ojos que amaba y odiaba tanto. Me consumían cada vez que se postraban en mí, eran como un abismo en el cual… Yo lentamente era consumido–, no sabes cuánto me arrepiento de haberte conocido, de haber creído en ti, de haberme sentido triste por tu “pasado”.
–Espera…  –Se soltó de mi aprisionamiento y salió corriendo. Yo sólo me quedé parado viendo, no sólo como se iba ella, sino también como se desvanecía toda mi vida. Ella dijo que era todo una farsa creada por mí y aunque soy yo mismo, no puedo siquiera pensar en algo para contrariar esa afirmación.
¿Qué fue lo que pasó hasta ahora?
Si todo lo que dije siempre fue una mentira, ¿qué fue lo que he vivido hasta ahora? ¿Dónde están esas memorias? ¿Dónde? Yo recuerdo que todo perfectamente, sí, todo está en mi memoria, ¿o era acaso mi imaginación? Espera…
No te vayas, lo que sea que esté persiguiendo, no te vayas. He mentido demasiado, y apenas ahora es que me percato de esto, pero no quiero quedarme sin nada, todo lo que construí hasta ahora fue porque desde un principio nunca tuve nada, sólo soy alguien intentando vivir, ¡por favor! ¡Alguien haga realidad mis mentiras! ¡Alguien, por favor!

“¿Entonces quién soy yo?”

“Nadie…”

Comparte esta entrada

votar

No hay comentarios:

Publicar un comentario